Por: Nancy Olmos | Blog Blackboard
El aula virtual se concibió desde sus inicios como la forma de hacer posible la existencia de entornos de enseñanza/aprendizaje mediados por computadora, en los que los estudiantes pudieran acceder a recursos y pudieran participar de actividades que los condujeran al aprendizaje. Sin embargo, poco a poco fue ubicándose como un recurso de importancia casi exclusiva para las modalidades virtuales, relegando en la práctica, su uso para entornos presenciales como el de una herramienta meramente transaccional o como un repositorio de información.
Hoy en día, existen esfuerzos importantes en las instituciones para el desarrollo de cursos en línea o cursos en modalidad blended, pero aún hay mucho por hacer para desarrollar una estrategia que esté dirigida a apoyar a los docentes que construyen día a día su aula, para guiarlos en cómo obtener los máximos beneficios para su clase presencial.
Modalidades como el Aula Invertida parecen dar una luz cada vez más clara acerca de cómo incorporar mejores prácticas en línea que permitan potenciar lo que sucede en el aula presencial. Estas permiten abandonar la idea de un aula virtual de apoyo a la modalidad presencial como un espacio cuyo valor radica en la mera publicación de recursos de apoyo o como repositorio de trabajos de los estudiantes. Debemos concebirlas más como un aliado para enfrentar los retos actuales derivados del contexto en el que vivimos, de las características de los estudiantes y de las demandas de la sociedad.
El aprendizaje no termina cuando los estudiantes salen del aula
Hemos abandonado los días en los que estudiar (y aprender) consistía solo en asistir a un salón de clases, escuchar la clase del docente, participar en actividades de aprendizaje y regresar a casa para hacer la tarea y después continuar con la vida personal. Hoy sabemos que el ser humano aprende en todo momento, que el aprendizaje sucede en los distintos contextos de la vida, y que conectar con las experiencias personales de los estudiantes, es una oportunidad que el docente debe tomar para lograr un aprendizaje significativo.
La existencia de ecosistemas virtuales de aprendizaje (que van más allá de un aula virtual construida en un LMS), permite a los docentes planificar experiencias de aprendizaje que conectan lo que sucede en el salón de clases con lo que sucede fuera de él. Por lo tanto, la creación de un aula virtual puede dar continuidad al mensaje que inició en lo presencial, reforzar fuera del aula la estrategia didáctica utilizada por el docente y habilitar la inmersión de los estudiantes en el aprendizaje en todo momento.
Nuevas formas de “leer” de los estudiantes de hoy
“Mis estudiantes ya no leen”, es una frase que se repite con frecuencia entre profesores de distintas instituciones a lo largo de América Latina, a manera de expresión de descontento y un tanto de desilusión y desesperanza. Lo cierto es que los jóvenes sí “leen” y mucho, pero lo hacen de formas distintas y en bloques mucho menores (aunque conectados entre ellos) a los que como adultos estamos acostumbrados y, además, son unos consumidores mayormente digitales. ¿Qué y cómo leen? Los estudiantes de hoy “leen” textos cortos, imágenes, videos, información de aplicaciones, comunicaciones instantáneas, carteles, etc. Y lo hacen atendiendo a sus intereses, alternando su atención entre uno y otro con frecuencia. Su tiempo de atención se ha reducido, por lo que hay que utilizar una variedad de recursos que permitan capturarla y otra vez.
Por otro lado, hoy tenemos acceso a una variedad importante de recursos en distintos formatos, con distintas duraciones, alcances, estilos y enfoques, así mismo contamos con la capacidad de crear nuestros propios recursos gracias a la facilidad que nos dan las distintas tecnologías existentes para la Educación.
Es entonces el aula virtual el medio idóneo para desplegar esta riqueza de recursos que permitirá captar la atención del estudiante para que “lea”, siempre y cuando estos recursos estén claramente vinculados al plan de acción del docente que incluye la realización de actividades y participación en experiencias para aprender.
Ayudarlos a construir las bases para el aprendizaje, antes de llegar al salón de clases
El uso de las aulas virtuales, si se les concede más allá de un rol meramente transaccional o como repositorios de información, puede convertirse en una extensión del alcance del docente para acompañar a los estudiantes a lo largo de distintas actividades de aprendizaje, tanto individuales como colaborativas, aún sin estar con ellos. Participación en foros, realización de controles de comprensión, exámenes de ejercitación de conceptos, ejercitación con simuladores de distintos tipos y liberación de contenidos basada en el desempeño del estudiante, son solo algunos ejemplos de la variedad de interacciones que el estudiante puede tener antes de llegar a la clase presencial. De acuerdo con el Modelo de los 8 eventos de aprendizaje desarrollado por la Universidad de Liège en Bélgica (por Leclercq & Poumay), son variadas las actividades base que conducen a un estudiante a aprender en el contexto de una estrategia de enseñanza-aprendizaje, sin embargo, la realización de estas actividades de ninguna forma es exclusiva del salón de clases (presencial), como a veces pareciera realizarse en la práctica.
El poder de la retroalimentación y de las oportunidades de ejercitación
El salón de clases en un gran espacio de interacción en el que la presencia en un mismo tiempo y espacio de todos los estudiantes y del profesor, hace posible la realización de actividades grupales que fortalecen la comprensión de los temas y la profundización en el aprendizaje. Desafortunadamente, la gran limitante que poseen estos espacios es precisamente el tiempo. Esta limitante se convierte en la razón por la que, en numerosas ocasiones, los docentes deben limitar las oportunidades de ejercitación individual, o deben marcar tiempos y formatos estándar a pesar de la diversidad de características y necesidades de los estudiantes; por otro lado, es la razón por la que ejercicios de retroalimentación profunda o personalizada se convierten tan solo en una utopía para el docente, ante la dificultad para dirigirse a cada uno de sus estudiantes.
Es aquí que el aula virtual cobra gran importancia, pues gracias a las funcionalidades tecnológicas es posible entregar recursos enfocados a las diversas necesidades o preferencias de los estudiantes; actividades que pueden ser repetidas por los estudiantes una y otra vez, hasta lograr el dominio necesario o deseado; y retroalimentación programada que se basa en el desempeño o las elecciones del estudiante, habilitando con todo esto la posibilidad de una mejor participación de los estudiantes en el momento de la clase presencial.
Un ecosistema rico en información guía con mayor claridad las decisiones del docente y de la institución
Finalmente, y gracias al uso del ecosistema virtual como un aliado del aprendizaje para modalidades presenciales, docentes y directivos podrán hacer uso de toda la información que el ecosistema (en consecuencia) poseerá. El acceso a esta información permitirá tomar decisiones (y acciones) de manera oportuna, las cuales van desde el contexto micro del salón de clases (identificación de las carencias de los estudiantes antes de llegar al salón, monitoreo y seguimiento detallado a estudiantes en situaciones de riesgo o sobresalientes, reflexión acerca del progreso de cada estudiante a lo largo del periodo académico, estadísticas que permitan comparar el desempeño de los estudiantes en cada curso, mejora en las actividades de aprendizaje basadas en los resultados obtenidos, etc.), hasta el contexto macro de la institución (acciones de retención o de promoción del éxito estudiantil, implementación de una educación basada en competencias, realización de ejercicios de evaluación institucional, definición de estrategias ad hoc para capacitación y desarrollo docente, entre otras.).
Por todo lo anterior, y sumando la gran variedad de estrategias de aprendizaje activo que existen y se dan a conocer cada vez más, podemos afirmar que nos encontramos ante una gran oportunidad para potenciar el uso que se da al aula virtual aún en entornos que por definición son presenciales. En Blackboard estamos conscientes de esto, y contamos con un equipo multidisciplinario que ayudará a su institución a encontrar la mejor forma de generar el valor deseado del ecosistema de aprendizaje, independientemente de la modalidad que se maneje. Acérquese a nosotros, estamos listos para acompañarlo en el camino.