7 Consejos para realizar una evaluación adecuada

[vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]

Por: Sebastián Pulido | Patrocinado por Blackboard | E-LEARN MAGAZINE

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]

¿Por qué es importante? ¿Cómo evaluar los resultados de manera efectiva? ¿Cómo la tecnología puede mejorar el proceso para los profesores? ¿Cómo puede la evaluación de resultados mejorar la calidad en la educación superior? La realización de una adecuada evaluación puede ser un desafío para los profesores, pero estos consejos pueden ayudar.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]Al aproximarse a la calificación de los estudiantes y la evaluación de los resultados, surgen múltiples preguntas sobre la manera de realizar procesos eficaces y sin interferencias. El propósito de una evaluación de resultados en un entorno educacional consiste en definir los resultados, evaluar su entrega y actuar para mejorar. Por lo tanto, ¿cuáles son las mejores maneras de aproximarse a la evaluación en los diferentes niveles de una institución? ¿Cómo puede la tecnología ayudar en el proceso? ¿Cuáles son los riesgos y los beneficios?

E-Learn habló con Karen Yoshino, miembro senior del equipo Enterprise Consulting en Blackboard, con el fin de conocer los aspectos más relevantes de la evaluación, especialmente en el campo de la educación superior. Por su parte, Yoshino les ayuda a las instituciones de educación superior a cumplir sus metas académicas mediante la evaluación de los estudiantes y los programas y el análisis de los datos y la investigación. Su trayectoria en el campo de la consultoría, en la educación basada en competencias, en la evaluación de los resultados de los estudiantes y la acreditación institucional, le han dado un conocimiento profundo del paisaje de la educación superior.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”1. Eliminar la evaluación de resultados en el aula”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]En la evaluación de resultados es necesario contestar una pregunta sencilla: ¿Cumplió el programa, o la institución, con respecto a los resultados esperados? En el caso de las evaluaciones de resultados, solo necesitamos evaluar el trabajo de estudiantes que están a punto de terminar sus estudios: típicamente, una muestra de las disertaciones de los estudiantes antes de graduarse. Mediante una selección cuidadosa de actividades, las instituciones pueden emplear las mismas actividades para la calificación de múltiples resultados. Por ejemplo, un proyecto final debe tener la capacidad de producir evaluaciones de pensamiento crítico, comunicación escrita y alfabetismo informático.

Frecuentemente, las instituciones afirman que el proceso de evaluación es superfluo e intentan realizar la calificación y la evaluación simultáneamente. Este procedimiento es equivocado, por varias razones. Primero, una calificación es, típicamente, una combinación de competencias, por ejemplo, de la escritura, el pensamiento crítico y el contenido disciplinario. Se puede comenzar a vislumbrar cómo, en este escenario, la evaluación de resultados empieza a interferir con las calificaciones otorgadas en el aula. Segundo, este enfoque tiende a generar mucho trabajo innecesario, teniendo en cuenta que múltiples cuerpos docentes en la institución evalúan a sus estudiantes mientras que, en procesos separados y secundarios de evaluación de resultados, un equipo pequeño de evaluadores puede dividir una muestra representativa y concluir la evaluación para toda la institución en cuestión de horas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”2. Mantener la evaluación enfocada en cómo mejorar la entrega del resultado”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]El proceso de evaluar resultados consiste en recopilar sistemáticamente los trabajos ya calificados de los estudiantes, sacar una muestra de la población y calificarla, empleando una rúbrica común. Las calificaciones rubricadas se totalizan, con el fin de evaluar el rendimiento del programa por cuerpo docente, y posteriormente cada cuerpo docente desarrolla de manera colectiva los cambios en el diseño o la entrega del currículo, para así mejorar los resultados de la institución.

Un ejemplo de este proceso es una institución que ha programado una evaluación de pensamiento crítico para el siguiente año. El pensamiento crítico se define así: Los estudiantes identifican los asuntos, reconocen el contexto, adoptan una perspectiva y evalúan las hipótesis, la evidencia y las implicaciones relacionadas con asuntos y temas específicos. Después de recopilar los resultados, tomar la muestra y calificarla, la institución reúne al cuerpo docente con el fin de interpretar los datos.

Si el cuerpo docente observa que los datos reflejan una calificación baja en cuanto a ‘evaluación de asuntos’ se refiere, por ejemplo, sacaría la conclusión de que la institución no está cumpliendo con respecto a ese criterio específico. Por lo tanto, el cuerpo docente establecería estrategias dirigidas a desarrollar esa capacidad y las implementaría en toda la institución. Podría, por ejemplo, optar por introducir en todos los cursos un ejercicio específico para desarrollar en los estudiantes su capacidad para evaluar las hipótesis implícitas en un escenario dado. Sería posible utilizar este método efectivamente en el caso de un programa de investigación científica o investigación de ciencias sociales. Las instituciones no deben emprender sino una sola estrategia de mejoramiento por resultado por año, para así poder diseminar bien cualquier práctica nueva.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”3. Usar rúbricas corrientes con descripciones para cada nivel de rendimiento para definir cada resultado”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]Para enfocarse en la evaluación de resultados de aprendizaje, se utilizan números. Estos números tienen su origen en rúbricas, que son expresiones cuantitativas de calidad. El proceso de evaluación de rúbricas sí es cualitativa, pero se aplican valores a esas expresiones.

Existe la posibilidad de usar las calificaciones de exámenes integrales, siempre que los temas de las pruebas y los valores de las calificaciones estén alineados con criterios específicos, con el fin de lograr la ‘granularidad’ suficiente para entender cómo mejorar los programas. Por ejemplo, si la calificación promedio en un examen final de física es 75% o C, no se puede hacer ningún análisis del programa ni mejorarlo porque es imposible saber qué, precisamente, hay que mejorar. Pero las rúbricas de evaluación son claras en cuanto a la composición de cada criterio, de manera que se le puede asignar números a cada uno. Lograr esta granularidad permite acciones más precisas, porque las fallas se localizan. Por ejemplo, las instituciones pueden considerar la implementación de actividades de pensamiento crítico adicionales en sus cursos si las rúbricas indican un retraso en este componente.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”4. Los resultados de encuestas juegan un papel muy limitado en la evaluación de resultados”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]Las encuestas son clasificadas como métodos indirectos de evaluación. Debido al carácter de ‘auto-reporte’ de estos instrumentos, están sujetas a la política, las emociones y otros factores que no deben influenciar los procesos o los criterios relacionados con lo que sí funciona y lo que no. Sin embargo, es posible que algunos aspectos de una encuesta ofrezcan información sobre las razones por las cuales los resultados salieron como efectivamente lo hicieron. Generalmente, se usan métodos directos, es decir pruebas y evaluaciones de rúbricas, en la evaluación de resultados.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”5. La tecnología representa una gran oportunidad para las universidades”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]La generación de evaluaciones de resultados en papel es una tarea muy costosa, pero existen hoy métodos tecnológicos para recopilar y distribuir muestras a evaluadores, suministrar rúbricas electrónicas, monitorear el proceso de evaluación y generar reportes. Existen dos temas que representan un desafío para la tecnología y la práctica. Primero, cuando los procesos de la institución son relativamente nuevos y la institución no tiene claridad sobre la calidad, la medición y las mejoras que quiere implementar, por lo tanto espera que la tecnología le ayude a contestar esas preguntas, lo que no es una expectativa realista. Segundo, las instituciones deben identificar las mejores prácticas y establecer el proceso de implementación de las mismas antes de tomar una decisión sobre la mejor tecnología para satisfacer sus necesidades.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”6. Establecer procesos claros para asegurarse de que el personal y el cuerpo docente los sigan”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]La evaluación de resultados puede llevar a una mejor calidad de educación y liberar a las instituciones de varias cargas burocráticas, pero es indispensable establecer claramente los procesos. Por ejemplo, con el fin de unificar el lenguaje se debe redactar un glosario de los términos. Asimismo, es necesario asegurar la vigilancia de la gobernabilidad y definir los elementos clave para la realización de la misma.

Algunas instituciones pueden estar listas para realizar una evaluación sólida de resultados sin saberlo. En estos casos, las instituciones tienen definido cada resultado para garantizar el cumplimiento de los requisitos gubernamentales. Con los resultados ya definidos, la transición es fácil hacia el establecimiento de la lista estática de resultados mediante el proceso de evaluación.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][nectar_gradient_text heading_tag=”h3″ color=”extra-color-gradient-1″ gradient_direction=”horizontal” text=”7. Unir estrategias para mejorar a los datos de evaluación”][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]En muchos casos, una institución presenta los datos acompañados de una lista de estrategias para mejorar que, sin embargo, no tienen relación con dichos datos. Con frecuencia, se proponen estrategias basadas en una idea generalizada y descontextualizada de la evaluación, sin pensar en si las propuestas van a funcionar, de acuerdo con los datos. Aquí se pierde una gran oportunidad para mejorar la calidad de la educación, y es un escenario que se presenta con frecuencia en muchas instituciones. Para manejarlo, los líderes pueden desarrollar procesos diseñados para educar a sus comunidades en el tema de la evaluación, pero es más importante impartirles instrucciones sobre el uso de los datos para mejorar sus prácticas educativas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid”][vc_column_text]Fuente:

Karen Yoshino, Miembro Senior del equipo de Consultoría de Empresas de Blackboard 

Ilustraciones:

Triibu [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]